Interesante
comentario sobre los tóxicos en cualquier formato social incluyendo los
nuestros de Astrología:
Posted on 5 febrero 2017 by joseantoniomartin
Las redes sociales (facebook, twitter, youtube, whatsapp, instagram,…)
tienen, sin duda, un enorme potencial pues permiten el intercambio de
información en tiempo real; compartir imágenes, videos, discusiones e ideas en
distintos foros, con libertad y sin filtro ninguno. Estos comportamientos
normales desde el respeto mutuo de confrontación de ideas y opiniones, entran
dentro de la dinámica normal en la que se desenvuelven. Sin embargo el hecho de
que existan nuevos medios de comunicación sociales y globales, que da unas
ventajas y una autonomía hasta ahora no conocidas; no nos libra de sus efectos
perversos y negativos. ¿Quien no pertenece a algún grupo de Facebook que es
monopolizado por unos pocos, que lo saturan repetitivamente imponiendo sus posiciones
y enterrando a los discrepantes en volúmenes ingentes de entradas?. ¿Quien no
ha escrito su opinión en su muro o perfil de twitter sobre algún tema
controvertido, siendo a continuación atacado e insultado por un grupo de
personas (casualmente las mismas de la vez pasada)?. ¿Quien no ha hablado de
cualquier tema y casualmente (los mismos) tratan de crear una discusión para
hablar del tema que les interesa, aunque no tenga nada que ver con el origen de
ese tema?.
Tóxicos 1
El ámbito económico no se encuentra exento de los fraudes vía Internet;
de hecho, es quizás uno de los más vulnerables. El sector político es sumamente vulnerable, ya que en él se maneja
información que afecta directamente a los intereses sociales, económicos y
culturales de un país. La violencia social es ejercida principalmente por
militantes y activistas radicales, fascistas, racistas, …, quienes, a través
del ciberespacio, envían propaganda, se organizan y multiplican. Pero esto sólo es parte de lo que
acontece en Internet. En ese sentido existe un movimiento de deslegitimización
de la política y de políticos (aunque en alguno haya hecho méritos, pero no
todo el colectivo), donde personas individuales pretenden hablar en nombre del
“pueblo”, quizás se olvidan que esto es lo mismo que liquidar la democracia,
puesto que al contrario de los políticos y políticas, ellos no se han sometido
al escrutinio de las urnas, y habiéndolo hecho tampoco han sacado un resultado
mayoritario, para pretender hablar en nombre de “toda” la gente; y a pesar de
ello pretenden asumir una representatividad que no tienen.
Y es que existen grupos tan fanatizados y
sectarios, para los cuales quien opine lo contrario que ellos o, incluso, se
atreva a discrepar en parte de sus ideas, no es suficiente con entrar a
rebatirlo respetuosamente, sino que debe ser destruido y sacrificado en el
altar de su verdad. No pueden contenerse cuando observan en la red a quien
mantiene una postura contraria, hay una fuerza que les impulsa a entrar en su
espacio (aunque no lo conozcan) para imponer su verdad incontestable y
mesiánica. No, no pueden mantenerse al margen y expresar en su propio espacio
sus ideas, deben sistemáticamente marcar al enemigo, para insultar,
menospreciar, tener la última palabra y señalar a sus compinches el objetivo,
para que entre todos su opinión, sea la única válida, y prevalezca por encima
de todo y todos.
No se trata de escribir ahora un tratado de
psiquiatría de personalidades tóxicas, que daría mucho de sí. Suelen ser
personas con perfiles raquíticos en “me gusta” o “retwiteet”, o directamente
perfiles falsos o anónimos creados para su tarea de bullying. Entran en tu
perfil sabiendo que al tener miles de seguidores, su opinión puede llegar a más
personas y usar tu propio perfil contra tí, expandir aquí sus ocurrencias, dado
el escaso éxito del suyo propio. Existe otra técnica activista en la cual
rastrean las redes buscando un tema concreto y si casualmente lo que has
opinado va contra sus preceptos, te “marcan” dentro de su grupo fuertemente fanatizado,
para que el enjambre actúe
contra tí atacando sin piedad. Se trata de
callar bocas, no permitir la herejía de quienes piensen diferente, da igual si
te conocen, como si no.
Dentro de los comportamientos reprobables
humanos están las agresiones físicas o verbales, y la tecnología permite que
esos mismos comportamientos se reproduzcan en la redes sociales. Este fenómeno
no sólo se limita al acoso escolar, también se extiende a nivel social y
político. Existen opiniones infumables que merecen la desaprobación general y a
pesar de ello se convierten en trending topic (algún que otro presidente vemos
casi a diario). Quien practica el ciberlinchamiento cree que su causa es
legítima, noble y justa, creen ser héroes que deben vigilar la verdad para que
nadie la manche con sus opiniones. Estás prácticas en apariencia individuales,
no siempre son espontaneas, sino que a veces están perfectamente organizadas
para acaparar la red, dominar y atacar al contrario mediante métodos que rozan
la más elemental ética.
Estos métodos perversos con apariencia de
modernidad siguen utilizando los 11 principios de la propaganda nazi a rajatabla, distintos medios pero misma vieja
metodología. Mientras el ser humano sea capaz
de hacer el mal habrá tendencia a formar turbas y a perseguir y castigar a
aquellos que la masa señale como culpables. La aparición de nuevos sistemas de
comunicación no elimina las tendencias, tan sólo proporciona otras vías para
expresarlas. Cuando se ejerce la “justicia” en las redes por las bravas nadie
evalúa la solidez de las pruebas; no hay abogado, ni juez, ni posibilidad de
apelar o de presentar alegaciones. En los linchamientos no hay garantías
procesales, ni proporcionalidad de las penas, y los inocentes resultan
atropellados.
Existe una falsa sensación de impunidad para
quienes actúan en las redes creyendo en un anonimato o distancia segura
inexistentes, sin darse cuenta de que detrás la pantalla de su ordenador,
tablet o smartphone, de su perfil verdadero o falso, existe una red con
identificadores muy claros de su identidad (IP, MAC,..etc). Si una conversación
de bar con cuatro copas se quiere trasladar a una conversación seria, puede
suceder que esos argumentos empiecen a quedarse sin cimientos, porque cuando se
habla en serio, es necesario contrastar los datos y las afirmaciones.
Quizás quienes se dedican a juzgar olvidan que
no pueden negar el derecho de las personas en su ámbito privado: a tener su
propio juicio y punto de vista; a no tener que darle explicaciones, razones o
excusas para justificarle sus comportamientos; tienen derecho a cometer
errores, o a cambiar de parecer, decir «no lo sé», no depender de la «buena
voluntad de los demás», tomar decisiones ajenas a la lógica común, decir «no lo
entiendo», y decir «no me importa». De hecho, esta es la estrategia que
recomiendan contra el ciberacoso. En todo esto, no debemos olvidar que los
comportamientos de acoso no son privados, se realizan en público y ante
testigos, que adoptan distintas actitudes, desde: los compinches (amigos
íntimos y ayudantes del agresor), reforzadores (aunque no acosan de manera
directa, observan las agresiones y las aprueban e incitan), ajenos (se muestran
como neutrales y no quieren implicarse, pero al callar están tolerando el
acoso) y defensores (pueden llegar a apoyar a la víctima del acoso).
Es importante reconocer determinados
comportamientos y denunciarlos; sobre todo tener en cuenta que ahora la mentira
y la manipulación de la información está al alcance de cualquiera. Existe una
facilidad pasmosa para difundir mensajes huecos pero efectistas, mensajes que
no resistirían ni un mínimo análisis de cinco minutos. Mensajes que una vez
desbrozada su información y su núcleo son insustanciales; sin embargo juegan
con la ventaja de que un eslogan es inmediato, fácil de difundir y
contrarrestarlo requiere una larga explicación, que en la sociedad de 140
caracteres nadie se queda a escuchar. Siempre es recomendable el sentido común
para no caer en dinámicas perversas, que acaben yéndose de las manos.
Estas prácticas de difundir el odio a través de
las redes, fabricar noticias falsas, embarrar, hacer de cualquier anécdota un
escándalo como si no existiese mañana, acosar al diferente hasta límites
intolerables, ayudar a expandir rumores sin un mínimo espíritu crítico,
fabricar líderes mesiánicos, crear una realidad apocalíptica donde todo es
negativo y siniestro, ver conspiraciones por doquier, el maniqueismo militante
(conmigo o contra mi), …. están a la orden del día. A la vista de los
resultados electorales y la dinámica social que estamos viendo en todo el
mundo, están teniendo éxito importante y contribuyendo a agravar aún más a una
sociedad ya enferma por la crisis, porque estos comportamientos afectan, se
acaban trasladando a la calle y al sentir social.
Dentro de
estas prácticas reprobables existen distintos tipos como:
- Trolling: persona que
publica mensajes provocadores, irrelevantes o fuera de tema, crea mensajes
con diferente tipo de contenido como groserías, ofensas, mentiras
difíciles de detectar, con la intención de confundir y ocasionar
sentimientos encontrados.
- Flaming: intimidar a
las personas a través de Internet por medio de mensajes insultantes u
hostiles.
- Ciberacoso
(psicológico, acecho, escolar, grooming, snuff, laboral, sexting,
inmobiliario, familiar): uso de medios de comunicación digitales para
acosar a una persona o grupo de personas, mediante ataques personales,
divulgación de información confidencial o falsa entre otros.
- Hater u “odiadores”:
desprecian, difaman o critican destructivamente a una persona, a una
entidad, a una obra, a un producto o a un concepto en particular, por
causas poco racionales o por el mero acto de difamar. Los mensajes de odio
hacen mucho daño.
- Doxing: publicación de
datos personales que sirven para avergonzar públicamente o para acosar en
el mundo real a sus víctimas, y en muchas ocasiones acaba en ciberacoso y
en la destrucción de vidas.
- Existen otros usos de
tipos de ciberdelincuencia, y un apartado propio merecerían también los
malos usos de quienes se exponen ellos mismos y a quienes le rodean,
directamente por inconsciencia y estupidez.
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Las llamadas "amistades peligrosas"
¡Cuidado! Porque han entrado ya hace tiempo en nuestros lares, lo que se llaman vulgarmente "revientaforos"
¡Cuidado! Porque han entrado ya hace tiempo en nuestros lares, lo que se llaman vulgarmente "revientaforos"
Protejamos nuestro arte de intrusos.
saludos cordiales
albi
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